Cómo se movía el mundo
Yo solía despertarme buscando tu boca, solía dormir con tus manos en mis pechos y sentirte tiritar cuando ibas a comenzar un sueño. Entonces yo te besaba en la frente para que tus arrugas se mantuvieran dóciles bajo mi boca. Solía afeitarte en las mañanas aunque luego parecieras un delincuente. Solía reírme de viernes a domingo entre las sábanas de tu cama. Yo solía hablarte durante horas sobre cosas que ni yo misma conocía hasta que las escuchabas y abría las persianas de tu casa para mirar desnuda cómo se movía el mundo.
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