ItacaX

miércoles, octubre 18, 2006

Mi mayor fortuna

martes, octubre 17, 2006

Carta pa un amigo




querido hermano perro,





seamos así, unos kiltros vagabundeando, oliendo las cosas que nos gustan y parando la cola cuando nos disgustan. Sentémonos a ver cómo pasa el mundo, a mirar los colores de la tarde y la franqueza del sol por la mañana. Seamos así, hermano perro, que el amor nos salve, nos eleve y nos haga inmortales.

Porque...

Supongamos por un momento que todo lo exótico es posible. Que una melena colorina es una bandera o que el hueco de un árbol es más bien un ojo que te mira. Supongamos que de tanto en tanto la gente no se muere de angustia ni de letargo, sino que de puras certezas.

Esto equivaldría a decir que la verdad es más bien verdadera, lo que en sí mismo, además de ser una tautología, resulta tremendamente espontáneo.

Yo quiero suponer que ambos, alguna vez, fuimos parte de ese universo primitivo que mencionas y que, en algún momento, salimos volando, expulsados (del Edén diría lo sacrosanto) y que estamos apuntando las manos para el regreso.

El regreso a lo que somos y fuimos, el regreso a la energía central capaz de mantener un agujero de gusano.

Por eso...
No te vayas pa` la casa que allá no hay nadie. No te sientes sobre la cama que está vacía.

No sucumbas, cumpa, no sucumbas, nunca, sucumbas, cumpa.